Artículo publicado en Mundo Esférico el 28 de julio de 2019
El clima que genera el fútbol como vertebrador de sociedades es esencial para muchísimas personas en contextos difíciles. En Roma, la Ciudad Eterna, cuentan con un equipo que sirve de unión para personas que huyen de la barbarie. Desde 2007, el Liberi Nantes Football Club logra aglutinar a muchísimos refugiados y personas que solicitan asilo en Italia, ofreciéndoles facilidades para desempeñar su labor favorita: jugar a la pelota.
África, el continente silenciado
La realidad del continente africano es un cúmulo de continuos despropósitos. El gigante vive sumido en multitud decrisis y problemas ya endémicos que imposibilitan la vida en paz de sus millones de habitantes. Hablamos de un gran pedazo de nuestro planeta que vive continuamente silenciado, que no olvidado. Esta es una de las expresiones que emplea el periodista catalán de La Vanguardia Xavier Aldekoa, uno de los auténticos conocedores de África. Conocemos de vez en cuando qué ocurre dentro de sus fronteras, cuáles son algunos de los principales problemas que les asolan —como el terrorismo fundamentalista— pero escuchamos o vemos una realidad intencionada y distorsionada, siempre en base a intereses económicos de grandes multinacionales y países.
“No es casualidad. Níger, por ejemplo, no es pobre por desgracia, es pobre por avaricia. La empresa Areva que explota el uranio de Níger, uno de los países más ricos en uranio del mundo, paralelamente uno de los países más pobres del mundo, es la empresa que exporta ese uranio a Francia con la que enciende tres cuartas partes de las luces eléctricas del país galo. No podemos desligar la responsabilidad que hay en estos casos con que mucha gente quiera irse porque el futuro es una amenaza, no una oportunidad”, reflexiona Aldekoa.
El pluma barcelonés conoce como nadie la cruda vida que viven muchas de las personas que deciden emprender el viaje de sus vidas, por importancia y por peligrosidad. Hablamos de que África es uno de los grande diamantes en bruto y también un territorio que interesa que se mantenga inestable para su mejor control. Esto ha permitido el crecimiento de grandes mafias y grupos violentos que ven su coto de caza y como esos intereses económicos pueden favorecer su ascenso al poder y que se consagre esa oleada del miedo.
Es por ahí donde surgen grandes problemas como el del Boko Haram en la zona de países que engloba Nigeria, Níger y Chad. El grupo fundamentalista, hoy asociado al Estado Islámico, nació allá por 1998 con la muerte del gran dictador del país de las ‘Águilas Verdes’, Sani Abacha, y mientras dicha selección celebraba la eliminación de la Selección Española con una conocida ‘cantada’ del portero culé Andoni Zubizarreta.
Hoy es el grupo terrorista que más mata en el mundo, intentando instaurar la sharia —ley islámica— más violenta. Para la mayoría de sus ataques emplean a la población africana más vulnerable, niños y mujeres. Ambos colectivos sirven en diversas facciones y cometidos para la banda terrorista, bien como niños bomba o como rehenes y siervas para sus soldados. Por ende, la realidad africana vive un clima complicado que hace que una de las grandes vías migratorias se dé en la zona occidental de África. Todo va a desembocar en Libia, donde sus costas son el último gran escollo para la población que decide huir de la miseria y la violencia más cruel.
Italia-Libia, un conflicto crónico y muy interesado
“La caída de Gadafi hizo que ahí se crease una puerta de salida, una puerta de salida oscura, peligrosa y llena de no se si llamarle peligros o de actos de crueldad infinita: desde torturas hasta venta de esclavos. Hizo que las rutas migratorias se confinaran en Libia y eso convirtió la ciudad de Agadez, en el norte de Níger, en la principal puerta de salida de los migrantes antes de atravesar el desierto”, comenta acerca del país el periodista enviado especial a África de la revista 5W. Lo cierto es que es una de esas heridas que no consiguen cerrar en África. Tras la caída del dictador Muamar el Gadafi todo desembocó en graves disturbios y grandes crisis sociales en el país norafricano. Las grandes mafias piratas de las costas libias gestionan a su antojo el control fronterizo que tienen montado en esa zona del Mediterráneo, uno de los grandes agujeros negros de nuestro planeta.
Mientras, desde el otro lado del mar, Italia mira con recelo. Con la llegada del ‘primer’ ministro Matteo Salvini al Palazzo Chigi y sus duras y controvertidas políticas fronterizas, el país vive sumido en un clima creciente de tensión y odio hacia el extranjero.
Las continuas acusaciones del político lombardo sumado al cierre de fronteras o su encarnizada lucha contra las ONGs—a las que califica de auténticas generadoras de conflicto en el Mediterráneo— solo hace aumentar el desconcierto y la peligrosidad de un viaje que cada vez se realiza más. El clima mediático y social del país es indescifrable y cada vez la crispación va en aumento. La realidad dice que, en Italia, el racismo, la gestión de sus puertos y de sus políticas fronterizas, da y quita votos. Y con eso juega Salvini como su gran arma política. Siempre ha habido refugiados, pero hoy hay más refugiados que nunca en nuestro planeta. Y peor valorados y tratados que nunca.
El fútbol como salvavidas
Es aquí donde entran en juego realidades paralelas a todo ese clima de miedo. Realidades y proyectos como el del Liberi Nantes, que no es único en el mundo. Desde un histórico barrio del noreste romano de nombre Pietralata, el club fundado en 2007 por un grupo de amigos futboleros, ha ido cambiando las vidas de multitud de refugiados y solicitantes de asilo en el país transalpino. La vida ha ido cambiando así como las políticas migratorias del país y por eso hoy está integrado casi al cien por cien por población del continente africano. Su presidente, Alberto Urbinati nos comenta orgulloso que el proyecto ha cogido dinámica y hoy es reconocido por grandes instituciones. Sin embargo, siguen necesitando apoyo institucional que hoy en día brilla bastante por su ausencia.
“Inicialmente nosotros no gestionábamos este lugar donde estamos, en Pietralata. Además del equipo de fútbol, hemos tenido que convertirnos en gestores de un espacio como este que estaba abandonado, es viejo, necesita continua manutención y esto ha ampliado claramente el trabajo que hacer en la asociación”, incide el gestor del Liberi Nantes.
No solo es fútbol en el Liberi Nantes ya que ofrecen muchas más posibilidades a la hora de escoger actividades que fomenten la inclusión de los refugiados. El excursionismo y la escuela de italiano son dos de las banderas del club y permiten a las personas conocer de primera mano la cultura, el patrimonio histórico de una ciudad tan basta como Roma, además de empaparse y hacerse comprender desde el principio con nociones básicas de italiano.
La otra joya de la corona lleva poco en funcionamiento pero ya a pleno rendimiento: un equipo femenino que no para de crecer y hacer sentir orgullosos a los que integran este proyecto social y futbolístico. Además, realizan diversas actividades de cooperación ciudadana y social como la ayuda a la asociación Retake Roma, que se encarga de acondicionar espacios que se han ido deteriorando en la urbe.
“Desde hace un año y medio, hay una especie de secretariado social para los chicos que entran en nuestro sitio, chicos que se encuentran en particulares dificultades porque pierden su cama, quizá tienen necesidad de encontrar trabajo y nosotros intentamos darle un apoyo también en esto. Es una oferta que se está haciendo a lo grande y también hemosampliado el rango para las mujeres ya que hemos ganado un proyecto europeo que nos ha dado gran satisfacción”, resume Urbinati.
El equipo simplemente se rige por una máxima clara: permitir jugar a todo aquel que quiera hacerlo. Ellos simplemente gestionan una parte deportiva vital para el desarrollo personal y la mejora de la calidad de vida de las personas que llegan a una realidad tan diferente como Italia desde África, de un contexto duro.
Un futuro con el que sentirse esperanzados
Hasta ahora, el club funciona a través de la fórmula del voluntariado. Gente como Salvatore, Maria, Rino, Mary, David o Santiago realizan labores diarias en el club que compaginan con sus trabajos. A pesar de que este modo de trabajo desinteresado ha funcionado por la gran labor realizada en estos doce años, el Nantes está convencido en acabar con esta práctica y empezar a pagar por la labor que presten al club.
“Deberíamos reconsiderar el modelo de voluntario puro y comenzar a hacer una organización más estructurada, donde algunas personas sean pagadas a tiempo completo. El amor por el trabajo se ha vuelto prácticamente insostenible con este modelo de puro voluntariado. En cuanto a las actividades, debemos mantener todas las que hacemos, en definitiva, los equipos femenino y masculino, las excursiones y la escuela de italiano. Son las que debemos garantizar en futuro”, explica Alberto Urbinati cuando se le pregunta por hacia dónde se encamina el proyecto. En un país como Italia, que fortaleció hace años su relación con el continente africano actuando como puente —y no solo por posición y fisionomía—, hoy el club es una de esas instituciones muy necesarias.
Así lo entiende también Salvatore Lisciandrello, ‘Toti’ para todo el mundo dentro del club. El siciliano de tono burlón fue el primero que nos abrió las verjas del polvoriento y vetusto campo XXV Aprile. Lleva toda su vida dedicada al voluntariado y a la colaboración social y no entiende ya su vida sin el Liberi Nantes. “Es algo muy personal… si hago un análisis profundo hasta me avergüenzo un poco pero tiene que ver casi con el sentido de la vida. Si no intentamos mejorar un poco este mundo a quién ha tenido menos fortuna que nosotros o, hacer un recorrido en este mundo intentando mejorar sea políticamente o socialmente… Sin un recorrido así creo que la vida pierde un poco el sentido y siempre me he dedicado a cosas que deben tener, más que sentido laboral, sentido vital”, expresa el colaborador.
Lo cierto es que el futuro sonríe al Liberi Nantes. Independientemente de las inversiones económicas, que con la visibilidad mediática acabarán por llegar, el proyecto funciona a la perfección y se convierte en el perfecto lugar donde las personas puedan crecer en su faceta personal y deportiva. Un lugar donde poder valorar la vida. Un lugar de unión en el que el esférico se convierte en el mejor de los amigos.